el momento más lindo del día en este departamento es el atardecer, cuando el sol pega en el edificio de enfrente y lo pinta de rosa viejo. cuando cae el sol también los perros del pulmón empiezan a ladrar: uno llama a otro que le contesta a otro, y así, se arma un coro ronco, la banda sonora del atardecer en Villa Urquiza.
los sonidos del atardecer me tranquilizan: el tren, los autos, la gente que va charlando por la calle distendida y no apurada como a la mañana temprano. el atardecer es lánguido, sutil, si fuera un vestido sería uno suelto y de algodón claro.
ahora que empezaron los días lindos, los vecinos abrimos las ventanas y volvemos a escucharnos. mi vecina Elina habla por teléfono con una amiga que descansa en Brasil, un vecino de más abajo recibe el pedido del supermercado, mis vecinos bebés hablan y hablan en su fantástico idioma. el viento entra en el living por el ventanal y es como un suspiro que suaviza la superficie de las cosas y las cosas por dentro: el sillón, los libros, las plantas.
los sonidos del atardecer me tranquilizan: el tren, los autos, la gente que va charlando por la calle distendida y no apurada como a la mañana temprano. el atardecer es lánguido, sutil, si fuera un vestido sería uno suelto y de algodón claro.
ahora que empezaron los días lindos, los vecinos abrimos las ventanas y volvemos a escucharnos. mi vecina Elina habla por teléfono con una amiga que descansa en Brasil, un vecino de más abajo recibe el pedido del supermercado, mis vecinos bebés hablan y hablan en su fantástico idioma. el viento entra en el living por el ventanal y es como un suspiro que suaviza la superficie de las cosas y las cosas por dentro: el sillón, los libros, las plantas.
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