En Encenderé un fuego, se percibe el movimiento sutil y preciso de alguien que se encamina para llegar a alguna parte. Dar con un paisaje. Con la puerta de una casa. Puede ser una excursión de un día o de un mes. Como sea, tiene la promesa de la imagen final.
Lo que sucede es como cargar con un bolso y llegar a un lugar
desconocido.
Como sentarse a mirar lo que pasa.
Como convocar a la memoria, pero si es necesario soltarla.
Como guiarse a oscuras y a solas, pensando yo ya estuve acá.
Como el acto reflejo de saberse esconder.
Como ser la que observa y también la que clava la pala.
La que se llena las manos de tierra y termina con la cara manchada.
La que sacrifica una especie por otra, pero bien sabe que un yuyo es
como cualquier otra planta.
La que mira a su alrededor y entiende un todo.
La que recorre un camino conocido, con la esperanza y la certeza de que alguna novedad tiene que haber.
Es compartir la noche y meterse en pensamientos
mientras otros conversan.
Caminar un lugar ajeno y pararnos a mirar los patios de las casas,
para volver con el olor de las flores
que nunca habíamos visto ni olido.
Para empezar con un sonido y terminar con un poema.
Texto leído por Daniela Sabanes el sábado 14 de mayo en la presentación de Encenderé un fuego en Despensa de libros Vacío Editorial
Lo que sucede es como cargar con un bolso y llegar a un lugar
desconocido.
Como sentarse a mirar lo que pasa.
Como convocar a la memoria, pero si es necesario soltarla.
Como guiarse a oscuras y a solas, pensando yo ya estuve acá.
Como el acto reflejo de saberse esconder.
Como ser la que observa y también la que clava la pala.
La que se llena las manos de tierra y termina con la cara manchada.
La que sacrifica una especie por otra, pero bien sabe que un yuyo es
como cualquier otra planta.
La que mira a su alrededor y entiende un todo.
La que recorre un camino conocido, con la esperanza y la certeza de que alguna novedad tiene que haber.
Es compartir la noche y meterse en pensamientos
mientras otros conversan.
Caminar un lugar ajeno y pararnos a mirar los patios de las casas,
para volver con el olor de las flores
que nunca habíamos visto ni olido.
Para empezar con un sonido y terminar con un poema.
Texto leído por Daniela Sabanes el sábado 14 de mayo en la presentación de Encenderé un fuego en Despensa de libros Vacío Editorial
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