viernes, 20 de noviembre de 2015

un poema hermoso de Paula Peyseré

ISIDORA VESCOVO
Conoció los placeres de la música y cantó.
Un día,
a causa de una traición,
su voz de delicadeza en trueno tornó.
Insultó desde la ventana,
con el viento,
dejó de alimentar a los caballos.
Partió a la montaña en busca de todo.
Cruzó el río desnuda.
Comió de lo que cruzaba.
Llegó a la montaña. Durmió
varios meses con sus noches.
Otro día bajó y regresó a su casa.
Enmudecida.
Curó 300 perros infectos.
Escribió sus memorias
plagándolas de desgracia.
Dejó su ejemplo, misterioso.
Murió pobre.

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