volví en el tren de las 9 a mi casa en Villa Urquiza. en Carranza se subió un músico. no dijo nada. no saludó, no hizo ninguna introducción. no dijo hola, me llamo tal y voy a tocarles unas canciones. afinó la guitarra y se puso a cantar "Juguetes perdidos". todos en el vagón nos emocionamos y cantamos con suavidad pero con firmeza. me bajé en Urquiza, justo enfrente de un mural hermoso del Flaco que hicieron los vecinos. Pensé muy adentro de mí: "Mañana es mejor". El tren siguió como una viborita de luz blanca, llevando mamás cansadas con bebés colgados del cuello hasta José León Suárez.
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