ayer viajé en el tren al lado de una mujer senegalesa con su bebé de dos años, que nació en Argentina. me contó que trabaja en Constitución vendiendo carteras y que vive en Coghlan. está en Buenos Aires hace dos años. el bebé iba quedándose dormido al son de versos del Corán cantados que salían del celular, como una cajita de música. ella llevaba un turbante hermoso, aros dorados grandes, como argollas, y un vestido largo, marrón y blanco a lunares. era de una especie de seda transparente que dejaba adivinar su cuerpo alto, delgado, más increíble que el de cualquier supermodelo de los 90.
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