me ensarté con unas flores. unas rosas rococó rojo intenso. pero no porque ellas hubieran tenido la culpa de nada. las compré de noche a las apuradas. me equivoqué. y pagué. este mediodía no soporté verlas tan lúgubres, dramáticas, profundas, exageradas, sobre la mesa del living. entonces simplemente las tiré a la basura.
luego, de tarde, en lo de la psicóloga, me animé a pedirle un gajito de camelia; su planta cuelga por el balcón llena de pimpollos. cuestión que la camelia está por completo apestada de pulgones.
antes de volver a mi casa, de pasada también, también de noche, vi un ramito de jazmines tan blanquitos, como colitas de conejos bebé, que prometían sacar de mi cabeza la imagen oscura de las rosas color terciopelo de telón. otro error. jazmines en otoño, a quién se le ocurre. son jazmines con olor a Poett. qué desilusión. eso sí, sincrónicamente antes de dormir tuve que mandar un mail a la Universidad de Flores.
luego, de tarde, en lo de la psicóloga, me animé a pedirle un gajito de camelia; su planta cuelga por el balcón llena de pimpollos. cuestión que la camelia está por completo apestada de pulgones.
antes de volver a mi casa, de pasada también, también de noche, vi un ramito de jazmines tan blanquitos, como colitas de conejos bebé, que prometían sacar de mi cabeza la imagen oscura de las rosas color terciopelo de telón. otro error. jazmines en otoño, a quién se le ocurre. son jazmines con olor a Poett. qué desilusión. eso sí, sincrónicamente antes de dormir tuve que mandar un mail a la Universidad de Flores.
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