los martes a la tarde, practico eutonía en el barrio chino, en ese conjunto de casas coloniales que está enfrente de una comunidad judía. timbre, campanita, se abre la puerta de rejas y en pocos pasos, más allá de un taller de marcos y de una clase con modelo vivo, me esperan el mat, las pelotitas, las mantas, las bolsas de semillas. hay unos versos de Viel Temperley en Hospital Británico que dicen "voy hacia lo que menos conocí en mi vida/ voy hacia mi cuerpo". yo alguna vez estuve ahí. sin embargo, podría decir que al fin logré encarnar bien o algo así. amo mi cuerpo y sus constantes transformaciones. un cuerpo es un ser vivo y todo ser vivo lucha por vivir... el pelo, las uñas, la piel. todo crece y se reconstituye, nace, muere, vuelve a nacer, y así. acerca de la eutonía: estoy en un idilio con ella. cómo algo que aparenta ser tan suave puede ser tan profundo. vuelvo a mi casa en 107 sintiendo cada uno de mis huesos colocados y firmes, voy hacia mi cuerpo.
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