jueves, 2 de julio de 2015

a Isadora Duncan le gustaba bailar este poema

Disparé una flecha al aire,
cayó en tierra, no sé dónde,
porque voló tan raudamente, que la vista
no la pudo seguir en su vuelo.
Exhalé una canción en el aire, 
cayó en tierra, no sé dónde, 
porque ¿quién tiene la vista tan penetrante y fuerte 
que puede seguir el vuelo de una canción?
Mucho, mucho tiempo después, en un roble
encontré la flecha, todavía intacta,
y la canción, de principio a fin,
la encontré de nuevo en el corazón de un amigo.


Longfellow (EEUU, siglo XIX)

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