lunes, 24 de abril de 2017

Lluvia de otoño

Durante la Semana Santa
iría a meditar
con un grupo de monjes zen
a las sierras cordobesas.

Pero en cambio
tuve una crisis
profunda y existencial
que se expresó
de la siguiente manera: 
yo, debajo de la lluvia tibia del otoño,
rodeada de las plantas del patio,
luego de discutir fuertemente con mi madre
acerca de profundos y existenciales
asuntos de la familia.

Recuerdo que lloraba y decía:
"Quiero irme con mis abuelos,

quiero irme a vivir con mis abuelos."
Mi madre: "Tus abuelos 

están muy lejos de acá,
hace mucho tiempo se fueron".

La lluvia tibia, un calmante,

dormir como una piedra
arrojada con violencia
a un río frío protector.

Ayer por la tarde
apliqué con brevedad

el método Marie Kondo
a una caja de madera
colmada de chucherías.
Me encontré con una foto de mi abuelo:
en mi comunión, de traje, radiante,

me abrazaba con amor
mientras guiñaba un ojo.


jueves, 20 de abril de 2017

Sobre "Encenderé un fuego"

La llama de la percepción

El breve poemario Encenderé un fuego (La carretilla roja, 2016) de Belén Iannuzzi presenta una armonía en su propuesta poética y editorial: ambos se centran en la brevedad y la delicadeza para otorgar un sentido a lo que muchas veces se esfuerza en no tenerlo. Con poemas cortos que tienen la misma potencia que una plegaria, las imágenes nacen de las palabras mismas y dejan en el lector una chispa que va a dar paso a la fogata.
Seguir leyendo en "La Primera Piedra"
¡Gracias por la lectura y la reseña!






domingo, 16 de abril de 2017

Amor verdadero

En medio de la noche, cuando nos levantamos
después de hacer el amor, nos miramos
en completa amistad, sabemos tan plenamente
lo que el otro estuvo haciendo. Ligados uno a otro
como escaladores que bajan de la montaña,

ligados con el lazo de la sala de partos,
deambulamos por el pasillo hacia el baño, casi no
puedo caminar, me tambaleo a través del aire granulado
sin sombras, sé dónde estás
con los ojos cerrados, estamos ligados uno a otro
con grandes hilos invisibles, nuestros sexos
enmudecidos, exhaustos, molidos, todo el cuerpo
un sexo -seguramente sea esta
la época de más bendita de mi vida,

nuestros hijos dormidos en sus camas, cada destino
como una veta mineral perdurable
no descubierta aún. Me siento
en el inodoro en la noche, estás en alguna parte del cuarto,
abro la ventana y ha caído una
gran nevada, una montaña contra el vidrio, miro
hacia arriba, dentro de ella,

una pared de cristales fríos, silenciosa
y resplandeciente, te llamo con suavidad
y vienes y me tomas de la mano y puedo decir
no puedo ver más allá de la nieve. No puedo ver más allá.


Sharon Olds (California, Estados Unidos, siglo XX)

sábado, 15 de abril de 2017

Un guerrero de sólida armadura

Los científicos europeos
dicen que

Latinoamérica es
el laboratorio de Monsanto,

nuestros cuerpos
son el tubo de ensayo.

*

Yo no sé cómo hace

para subsisitir
esa mamita con su bebé

colgado de un aguayo
y otro de su vientre
pide monedas

desde José León Suárez
de mañana
de mediodía
a la siesta

aunque todos los días
le demos plata

galletitas
una sonrisa
yo no sé
en realidad
de dónde
saca la fuerza.



*

Este no es un poema
de protesta,

es un poema de amor
por las personas,
por la naturaleza
de la que ellas forman parte,
por todos los que vamos

colgados del aguayo,
por la humanidad 
que se come a sí misma.

*

Dale amor a un niño
y verás

a un guerrero
de sólida armadura
por el resto de sus días,

le escuché decir a un rockero
del que era fan 
durante los 90
en la radio de moda.

*

¿Adónde vamos a parar?,

se preguntaba mi abuelo
a principios del siglo XXI

al ver las noticias
en el mismo televisor mamotetro

donde ahora las veo yo
y me pregunto

¿adónde vamos a parar?

*

Este no es un poema escéptico,
no es nihilista:

todo lo que está vivo
lucha por vivir.
Todo lo que tiene conciencia
posee la capacidad
de buscar un sentido,
de encontrarlo,

de negarlo,
de inventarlo.

*

Dale amor a un niño
y verás
a un guerrero

de sólida armadura
por el resto de su vida.
Y de la tuya.


Buenos Aires, 15 de abril de 2017
 


miércoles, 5 de abril de 2017

Qué diría

¿Qué diría la gente, recortada y vacía,
Si en un día fortuito, por ultrafantasía,
Me tiñera el cabello de plateado y violeta,
Usara peplo griego, cambiara la peineta
Por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
Cantara por las calles al compás de violines,
O dijera mis versos recorriendo las plazas,
Libertado mi gusto de vulgares mordazas?

¿Irían a mirarme cubriendo las aceras?
¿Me quemarían como quemaron hechiceras?
¿Campanas tocarían para llamar a misa?
En verdad que pensarlo me da un poco de risa.

Alfonsina Storni (Argentina, principios del siglo XX)