domingo, 29 de mayo de 2016

i.

"¿qué hicieron durante los días que falté?". "nada, leímos". Dios mío, cuánto trabajo tengo aún por aquí. hace quince días que estoy enferma: comenzó siendo un resfrío fuerte durante la noche que se presentó mi libro nuevo. se profundizó durante la semana, con mucha tos dolorosa y fiebre alta como cuando tenía 5 años. diagnóstico: bronquitis. y ahí empezó el periplo, en rigor, el politeísmo más sui géneris que profesé en mi vida: antibióticos, antigripales, antihistamínicos, medicación homeopática, kilos y kilos de jugo de naranjas, eukasol, óleo 31, acupuntura, limpieza de la casa con palo santo. dos semanas después, sólo queda una congestión molesta en la punta de mi nariz. ¿qué le pusieron a la gripe este año? la mitad de mis alumnos están enfermos. en la sala de profesores el viernes circulaba un catálogo de enfermedades del tracto respiratorio. me siento sólo un organismo luchando contra otro organismo que quiere vivir a expensas de él. un criatura que se ubicó dentro de mí y va tomando vida propia.

ii.

un mechón de canas crece salvajemente sobre mi mejilla izquierda. yo las miro y trato de aprender de ellas: tan ásperas y firmes, tan individuales, tan qué me importa. dejo que crezca mi mechón con la esperanza de que me enseñe a madurar y traiga la dicha de comenzar a escribir con la destreza de Susan Sontag.



lunes, 23 de mayo de 2016

i.
hay olor a moxa en la sala. es como el olor del incienso pero más fuerte, como el olor del cigarrillo pero más suave. me dan mis agujas y espero en una habitación con una pecera empotrada en la pared llena de flechitas de colores metalizados que van y vienen, una flor violeta, una vela apagada, un cuadrito con un decálogo de medicina china. hay olor a moxa pero ya no lo siento, un poco por la bronquitis, otro poco porque me acostumbré. 
¿si me levanto por las noches a hacer pis? sí, dos o tres veces.
¿madera, tierra, agua, metal? madera.
¿una estación? dos, otoño y primavera.
¿dulce, salado, ácido, amargo, astringente? dulce.
¿viento, humedad, sequedad? viento seco.
hace más de un año, mi aparato digestivo se averió de una manera crónica. ¿si puedo recordar qué pasó hace más de un año que esté relacionado con esto? sí, claro, pero recién nos conocemos y por ahora es mi secreto. qué es ese olor tan particular.

ii.
De Basho:

Gradualmente el año llegó a su término. Entonces me vinieron ganas de cruzar el paso de Shirakawa en primavera, cuando hubiera neblina en el aire, hasta llegar a Oku. Poseído por un duende viajero y con las señas que me hacían los espíritus del camino, no conseguía fijar mi mente ni ocuparme de otra cosa. Remendé mi pantalón rotoso, cambié las cintas al sombrero de bambú y me apliqué moxa en las espinillas, a fin de fortalecer las piernas para el viaje. En ese momento sólo era capaz de pensar en la luna de Matsushima. Cedí mi cabaña y me trasladé a casa de Sampú para permanecer allí hasta la salida de mi viaje, no sin antes colgar de un piñar de mi choza un renga en ocho estrofas, la primera de las cuales dice así:
Con nuevos inquilinos
hasta una choza puede volverse
casa de muñecas
iii.
vengo porque tengo problemas digestivos, porque me doblé el tobillo izquierdo dos veces el mismo día, me caí y me lastimé, porque bruxo con mucha vehemencia, porque tengo dolor y curiosidad. porque me lo recomendó la eutonista, porque quiero estar abierta y receptiva.
¿en qué te podemos ayudar? 
iv.
Si tuviera otra vez el vigor y la convicción de los veinte años, me gustaría estudiar otra carrera larga. me gustaría estudiar medicina, si mi cerebro se organizara de otra manera. en otras palabras: si fuera más ducha con la química y las matemáticas. curar, cuidar, acompañar, qué elección más noble. ¿podría yo cuidar de otros? ¿puedo yo cuidar de mí? Sí.

"Celebro la importante brecha que existe entre el espejismo virtual (una masa informe que comenta como obligada por una fuerza extraña, un grupo indeterminado de personas sometidas a una rara especie de esclavitud tecnológica que parece abstraerlos de cualquier asomo de actividad cultural o intelectual) y la gente real: en carne y hueso; aquellos que se presentan delante de uno y mirando a los ojos del prójimo. Codo a codo compartimos un instante en la calle o dos horas de un concierto/recital de música y la (viva) la diferencia es importante y muy digna de mencionar. Entonces, en el mundo real (que también es cruel y desigual como mundo que es) prima y se impone el respeto, la atenta cordialidad, la entrega y una mayor tolerancia que parece haber desaparecido de sitios en donde la gente se reúne a escribir sin mirarse, sin saber quién es el otro, con la irrecuperable sensación de tribuna inexistente, escribiendo para nadie, opinando para nadie, sentenciosos en la soledad de un teclado. Como yo en la soledad del cuarto del hotel, escribiendo para la memoria."

Andrés Calamaro en su muro de FB

domingo, 22 de mayo de 2016

“Uno cree que la operación de la lectura es la marcha tipográfica hasta la pantalla mental. Pero la lectura también trabaja por canales periféricos. Vos estás leyendo un libro y lo sentís en el brazo, en el plexo, en las vísceras, en los dedos de los pies. Te entra por el costadito. El proceso de escritura y decodificación lectora tiene tantos niveles, es tan atractivo. Estás escribiendo y se te aparecen como una hendijas y te preguntás ¿y si me cuelo por acá por dónde salgo? Con las palabras lográs llevar al otro, que también pasa por la hendija. No es una alucinación mía. Para mí la parte más inefable del acto literario no pasa en las palabras, sino entre ellas”

Juan Forn
qué poderoso viaje hacia adentro es enfermarse. lo digo ya saliendo, ojalá, de una bronquitis con antibióticos que parecía ser sólo un resfrío de cambio de estación. cuando la fiebre empezó a aflojar y pude volver a hacer sinapsis, me entretuve en la cama con dos libros extraños y únicos:

. Cuando la ciencia despertaba fantasías. Prensa, literatura y ocultismo en la Argentina de entresiglos, de Soledad Quereilhac

. Vida y destino humano. Nueva interpretación por las antiguas ciencias esotéricas, de Thorwald Dethlefsen (gugleando me enteré de que es el autor de La enfermedad como camino).

Dos epígrafes del homeópata alemám Herbert Fritsche que aparecen en el libro de Dethlefsen:

. "El hombre es 'básicamente aquel que se envió a la aventura'. Menos daño le hace el fracaso que la falsa creencia de estar a salvo. Dios no quiere buscadores de salidas de emergencia metafísicas, sino quienes perfeccionan la condición del ser humano, desde lo sensorial hasta lo suprasensorial."


. "Tratar de evitar el sufrimiento, cómo y dónde sea que se presente, indica siempre que quien lo hace es fundamentalmente un no-iniciado."



miércoles, 18 de mayo de 2016

dos películas

que vi y me encantaron. quedé además obnubilada por la belleza de Dree Hemingway.

Julie y Julia



Starlet

lunes, 16 de mayo de 2016

Mientras avanzaba, ocasionalmente vi breves destellos de belleza

 La poesía de Belén Iannuzzi me gustó siempre. Voy a decirlo de entrada: me siento identificada con su imaginario, sus intereses, las palabras que suele usar, ¡los títulos de sus libros! Y muchas otras cosas. Pensando en Encenderé un fuego, en lo que podría decirse de él, todo el tiempo me hacía la pregunta de si estaba viéndolo bien o si no estaba proyectando. Pero no, no estaba proyectando.

Pensé estas cosas:

1. Belén plantea escenarios naturales y escenarios personales. Toda su poesía es una oscilación entre ambos mundos. El camino de ida y vuelta es permanente.

2. Se fascina también por ese camino, por la idea de viaje, de trayecto, hay poemas road movie, viajes que imagino mochileros. caminatas por un barrio bajo de noche, aviones, peregrinaciones. En Encenderé un fuego hay algunos de estos itinerarios. Como si a cada paso a Belén se le cayera un verso, una imagen que rueda. "Escribo el desplazamiento, avanzo", dice en el poema "La montaña".

3. Los viajes y caminos la conducen, como a Elizabeth Bishop, a una cierta imaginación geográfica. En todos sus poemas aparecen ciudades, países y paisajes. Noruega, China, Azul, Lobos, Paraná, 

O´Higgins, Ushuaia, Entre Ríos, Cabo Polonio, Miramar, Bahía Blanca, Santa Rosa, Neuquén, Piedra del Águila, New Haven. Hay más. En este libro hay un poema muy hermoso que dice: "Los llameros vienen bajando / la quebrada".

4. Ese poema termina con una enumeración de intenciones que son como deseos lanzados al universo. Una de las posibilidades del viajar y de escribir poesía es eso: una peregrinación exterior que trasunta en una interior. Una poética espiritual, a la Matsuo Basho. Poesía no como un hecho del intelecto, sino como experiencia vivida.

5. Los espacios que menciona le sirven a Belén también como excusas para proyectar en ellos experiencias presentes o pasadas. Es un programa de vida y de escritura: "Poesía: no quiero que me entretengas, quiero que transmitas experiencia a través del lenguaje", dice.

6. Esto me lleva a decir que la poesía de Belén transmite experiencia a través del lenguaje. Hay una gran cantidad de pequeños relatos concentrados en los versos. Su impulso narrativo es notable, practica un trabajo de orfebrería finísimo para que el peso del relato y las imágenes no se sienta, que los poemas sigan siendo livianos como plumas. Me hace pensar en el cine de Jonas Mekas: íntimo, familiar, casual y, como en la poesía de Belén, está la naturaleza en cada imagen. Una de sus últimas películas se llama As I Was Moving Ahead Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty. Mientras avanzaba, ocasionalmente vi breves destellos de belleza. Sería un título para un libro de Belén. Ella, como Mekas, está vinculada al movimiento y a los viajes, en flashes que son como versos.

7. Pensaba que el título del libro, Encenderé un fuego, podría haber estado desde el principio de sus poemas. Todos dan ese calor y esa luz y tienen, cada vez más, un componente espiritual. Toda la poesía de Belén enciende un calor natural.



Texto leído por Mercedes Halfon en la presentación de Encenderé un fuego el sábado 14 de mayo en la Despensa de libros Vacío Editorial.
En Encenderé un fuego, se percibe el movimiento sutil y preciso de alguien que se encamina para llegar a alguna parte. Dar con un paisaje. Con la puerta de una casa. Puede ser una excursión de un día o de un mes. Como sea, tiene la promesa de la imagen final.

Lo que sucede es como cargar con un bolso y llegar a un lugar

desconocido.
Como sentarse a mirar lo que pasa.
Como convocar a la memoria, pero si es necesario soltarla.
Como guiarse a oscuras y a solas, pensando yo ya estuve acá.
Como el acto reflejo de saberse esconder.
Como ser la que observa y también la que clava la pala.

La que se llena las manos de tierra y termina con la cara manchada.
La que sacrifica una especie por otra, pero bien sabe que un yuyo es
como cualquier otra planta.
La que mira a su alrededor y entiende un todo.
La que recorre un camino conocido, con la esperanza y la certeza de que alguna novedad tiene que haber.

Es compartir la noche y meterse en pensamientos 
mientras otros conversan.
Caminar un lugar ajeno y pararnos a mirar los patios de las casas,
para volver con el olor de las flores 
que nunca habíamos visto ni olido.
Para empezar con un sonido y terminar con un poema.

Texto leído por Daniela Sabanes el sábado 14 de mayo en la presentación de Encenderé un fuego en Despensa de libros Vacío Editorial

jueves, 12 de mayo de 2016

Italia, ida y vuelta

le abitudini
degli uccelli
ci affascinano
le piante britanniche
dalle forme dubbiose
la gloria della vegetazione dei tropici
alimentarci solo di semi
andare scalzi
non necessitare nulla.


tradujeron algunos de mis poemas al italiano para el Festival de Poesía de Rímini. mis bisabuelos vinieron pobres en un barco. yo volví leve hecha palabras.