viernes, 22 de marzo de 2013


Hoy conocí a un hurón llamado Elvis. Crucé las calles Plutarco y Sócrates, en Coghlan. Me trepé a una casa abandonada sobre la calle Quesada y me llevé una rosa roja bien abierta, que ahora está en un frasco sobre mi escritorio. Pasó una señora con la bolsa de hacer las compras en el brazo izquierdo y me dijo que la planta que estaba sobre el césped traía muchas babosas y que la planta de atrás era una orquídea pero silvestre, sin flores. El otoño en Buenos Aires es tibio y suave. Sopla. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario