jueves, 24 de marzo de 2016

del colegio de monjas me quedaron hábitos ascéticos que me cuesta abandonar:

me ato el pelo ni bien me despierto a la mañana y durante el día casi siempre.

casi no me pinto.

considero que es una virtud llevar una vida austera.


soy limpia, pulcra, pulcrísima.

no me gusta decir "malas palabras".

me gusta estar en silencio.

me gusta rezar.

me gustan las labores.

me gusta el color gris, que es justamente el del hábito que llevaban las monjas de mi colegio.

catorce años educada por monjas me convirtieron un poco en una de ellas, al menos en algunas cuestiones operativas de la vida cotidiana. no me había dado cuenta de eso hasta que una amiga con quien iba a un pueblo de la provincia a misionar y alfabetizar me lo hizo ver. y será por eso también que uno de mis libros preferidos es "El retrato del artista adolescente", de James Joyce. del catolicismo a la literatura, el camino de Stephen Dédalus, el mío. una ruptura constructiva y emancipatoria.

"Descubrir una manera de vida o de arte en la cual tu alma pudiera expresarse a sí misma con ilimitada libertad."


El retrato del artista adolescente, James Joyce (Irlanda, 1916)

1 comentario:

  1. También me gusta el gris. Llego de casualidad, por un enlace de Emma Gunst.

    Saludos desde el sur

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